Terminé de leer después de 8 años a Harry Potter, mi vida ha cambiado entre ocho años recorridos. He tenido bajas, altas, me he fortalecido, he puesto a realizar algunos de mis sueños, he conocido nuevas personas, he leído otros libros, pero lo mejor que me paso entre esos 8 años fue conocer al Señor.
Me encontraba en mi clases de piano de la tarde y de repente, me encontré sentada esperando, ya que no había forma de que me recogieran más temprano y allí estaba, en el salón de recepción haciendo tiempo para poder salir de allí lo antes posible, pero de repente me encuentro con varias compañeras de piano frente a mí, que han seguido a Harry Potter hasta el ultimo suspiro. Ya habían pasado años en los cuales mi fanatismo por Harry pasó a ocupar lugares súper secundarios e incluso desaparecer. Ellas no, a pesar de ser más jóvenes que yo, me vi plasmada y reflejada en ellas años atrás, esta obsesión de no despegarme de un libro en el colegio, de estar horas sin hablar con nadie, sin observar el sol, ni mirar a las personas a la cara, por hojas de papel que ocultaban mi rostro, y me llenaban de felicidad plena, una felicidad que yo vivía por medio de otros seres, personajes o sucesos. De repente me di cuenta de todo lo que Dios había obrado en mí vida, me sentía feliz de conocerlo, una satisfacción llenó mi rostro de una felicidad inmensa, mí felicidad, la que compartía con otros, pero era mía, la vivía yo. Terminé Harry Potter y me sentí feliz, pero más feliz me sentí cuando de repente salió a relucir a la conversación de mis amigas “Papá Dios” que siempre se cuela en todo, y yo las mire y les dije
- Chicas después de terminar Harry Potter me di cuenta de que tengo poderes mágicos.- Ellas me miraron desconcertadas y comenzaron a reír.
- ¿Cómo asi Bren?
- Bueno tengo la capacidad chulisima de amar a Jesús y de sentir su amor que todo me parece mágico. Tengo el poder fabuloso de sonreír y no solo eso, de convertir esa sonrisa en otras incontables. También me di cuenta de que tengo la capacidad de llevar a otros a el “mundo mágico”, y que en cambio de Harry Potter su mundo mágico era solo era para los “Elegidos”, y lo más chulo del caso es que tengo la capacidad de comerme a Dios y alabarlo todos los días sin temor de que nada me pase porque ya él libró la batalla por mí.
Así fue como descubrí que fue aperisimo conocer a Harry, y darme cuenta de que Jesús es un ser genial, tan genial como para vencer toda imaginación fantástica y hacerse todo un mago del amor, sin varitas, ni trucos, ni palabras mágicas sino más bien con esa dulzura inmensa de entregarlo todo por mí.