Hay
algo especial que a mis alumnos les encanta de las clases de música, es que el
salón tiene un piso de madera que hay que cuidar y por esa razón nos quitamos
los zapatos. Eso para ellos es grandioso, muchos entran de deporte y lo único
que quieren es salir de ellos para refrescar sus pies.
Que
genial es después de un día de trabajo desatar nudos. Subiendo la gran montaña
nuestra llamada Pico Duarte, me di cuenta de ello. Mis pies después del duro
trabajo del día solo quería estar al aire libre.
Una vez
mami me contaba que cuando abuelo (su papá), siendo él ganadero y pasándose a
veces todo el día en el campo de trabajo en trabajo, sus hijos que eran muchos, al
escuchar llegar a su papá corrían hacía él, para darle masajes en los pies.
Desamarraban los cordones, y sacaban esos dos pies llenos de cansancio entre
las medias. Abuelo reía.
A veces
pienso que mi corazón está lleno de nudos. Algunos son nudos muy pequeños, que
ni cuenta me doy de ellos, como las veces en que sin motivo algo insignificante
me ha molestado y de repente creo un nudo. En ocasiones al pensar en mis nudos
salen nombres, de personas que me hirieron, gente que causó dolor en mí, o tal
vez algo muy simple como el hecho de “ Esa muchacha si es molesta!, ni saluda”.
Incluso existen nudos que nos crean otras personas comentando sobre otras y de
repente cambiamos la imagen, creamos un nudo. ¿Cuándo Jesús, en qué momentos
aprendimos a amarrar nuestros cordones del alma?
Atar
nudos en el corazón simboliza tener muchos esquemas, impedirle al corazón andar al aire
libre. Tal vez el nudo que lleves es muy bueno para ti pero que impida a Dios coser
en ti. Un nudo así puede ser adicciones a cosas muy difíciles como las drogas,
una persona o muy simples como el celular o las redes sociales. Son nudos que
nos impiden en cierto modo ver la obra de arte que quiere hacer Jesús en tu
vida.
Pienso
que tejer, coser y todo lo que tenga que ver con hilo no es para mí, soy un
poco desesperada y para eso hay que tener mucha paciencia y buen ojo. Tengo una
tía llamada Ana que ella hace obras de arte solamente con hilos y una aguja.
Cuando ella comienza y está en el proceso, el diseño en cierto modo se ve
horrible o distorsionado, pero al final aparece ante mí una obra de arte. En ocasiones no dejamos a Dios coser en nuestra
vida porque solo vemos el proceso que va teniendo pero no el final. Somos
desesperados y más cuando a nuestra obra hecha por las divinas manos de Jesús
se acerca alguien de afuera, la ve y dice “Y eso tan feo?” o “¿por qué has
decidido cambiar? Todo el mundo lo hace, vamos no seas anticuada!” entonces nos volvemos clones del
mismo nudo.
Hay un
nudo sin embargo en el cual siempre quiero terminar, un nudo el cual quiero que
me amarre, el cual deseo con todas mis ganas sea mi adicción, mi único enlace, un
nudo que parece más bien un desatar ya que me ata y no me ata, me amarra y me
libera, me tiene y sigue teniéndome, me amarra cada día, cada noche, cada
instante, es en el cual siempre quiero terminar la mezcla de hilos de mi alma,
Jesús amado mío, yo quiero que vengas a desatar mis nudos y a atarme en ti, que
seas tú el único nudo en el que quiero terminar.
Vamos a
quitarnos los zapatos! Vamos a desamarrar nudos!
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