jueves, 28 de febrero de 2008

CoraZON




Resulta que Rodrigo el viejo cuidador del edificio quinto tenía el corazón malo, estaba sufriendo por amor, y no porque nadie lo haya dejado sino realmente porque nadie lo había amado, nadie lo había rechazado, nadie lo había buscado, en fin no tenia a nadie, solo se tenia a si mismo, a su escoba, su traje amarillo y desgastado del trabajo, alguna cucaracha que le cruzara por los pies, y su soledad, sin familia, sin amigos, sin nadie, ni siquiera "nadie" lo quería.
Así fue deprimido a sentarse a la mata de framboyán de la entrada, ese árbol rojo, cálido, de brisa acariciadoramente fresca, lo tomó desprevenido. El árbol tenía algo particular, una caricia diaria de brisa, y unos sanadores rayos de sol, y allí se sentó con su único amigo, triste, desconsolado, pero de repente, comenzó a llover, y el árbol lo protegía, de una lluvia estruendosa, que bajaba resonante y furiosa del cielo, trató de sentir la lluvia, sacando una de sus manos fuera del árbol, sintió una especie de agua parecida al moco, pegajosa y verde, de repente se sintió bien estando debajo del árbol, protegido, amado, dichoso, no se sentía solo, al contrario, se sentía feliz, humano, valioso, de repente cerró los ojos y levantando las manos, sintió el amor de Jesús, protegiendo su vida, y haciéndolo sentir feliz, y así dejó de llover en su desconsolado corazón.

No hay comentarios: