sábado, 15 de septiembre de 2007

Ballet


El ballet Ruso, visitaba la ciudad. Un grupo de bailarines blancos, de lenguas extrañas, y pasión por el baile clásico. Papi nos envió dos taquillas para disfrutar del espectáculo un viernes por la noche. Cambiadas, y listas nos dispusimos a ir, Sara y yo, que nunca antes habíamos salido solas, disfrutamos del conversar, entre risas, la emisora 97.7 bajita, y el aire cargado en recuerdos de amigos, muchachos, y vergüenzas que uno les cuenta a los que quiere. Después de un rato, llegamos al teatro, allí las dos nos dispusimos a entrar, en un salón repleto de elegancia antigua (osea mujeres viejas en vestidos brillantes). Sara con aspecto adormecido, me observa aburrida, y a mí como que los recuerdos me vienen, del email de un amigo,
-Juguemos a inventarnos personajes.
-De acuerdo, me gusta, tú comienzas.
-Aquel de allá
-¿Cuál?
-El del abrigo verde
-Sí lo veo
-Mira a su esposa riendo burlón, la mujer lo observa desconcertada, “no creas que me voy a olvidar que viniste al teatro en abrigo”, el del abrigo verde, sonríe por debajo; Ahora, ves aquella de allá, con la niña, “¡mami, vamos a ver las bailarinas de ballet (bis)!”, (ay si tu duermes, yo te haré ver las bailarinas de ballet); El hombre solitario del saco marrón ruega en silencio, “Señor por favor que esto se acabe rápido, ya no soporto los reportajes de ballet”; Las doñas de rojo y negro,“Sofía, vinimos al sitio indicado, elegante y selecto, para pasar la noche del viernes”, “Así es Martha, aquí no encontrarás a Antonio”;
-Sara, cambiémonos de sitio, para poder salir rápido cuando termine
-Pero Carmen con ésta oscuridad, bueno, de acuerdo.
-Sara mira, ¡la pegue!
-¿En qué?
- El hombre del saco marrón está ahora sentado detrás de nosotras, y es periodista, ¿lo ves? con la libretita y todo
Sara se queda observándolo se ríe y me mira,
-Carmen no la pegaste nada, no es ese, Carmen, no es ese
Y señala al hombre de marrón (el real) besando a su esposa, Ana.