domingo, 3 de febrero de 2008

SenSaCiOnes


Hace mucho que no iba a la playa. Cuando fui, me encantó tanto. Es bueno a veces olvidar y volver a encontrar. Hubieron dos cosas que olvide y revolví. La playa y cargar a un bebé. Cuando entre mis dedos en la arena, sentí al Señor. Fue divertido, andaba con amigos del grupo de oración, y me conmoví tanto, que ni me importo que me observaran lanzarme en la arena caribeña y sentirme feliz, cómoda, tranquila, en paz. Tan simple son las cosas. Me imagino ser una surfista famosa. Waoo los surfistas deben de sentirse todos los días felices. ¿O no? Y así pensándolo, cuantas cosas que nos hacen felices tenemos alrededor y no la valoramos. De repente me dio así, por abrazar a Shara mi hermana. Ya la oiré voceando, Brenda que huesuda eres. La playa, que delicia de Dios. Casi como el helado y el refresco de uva, claro todos con sus proyecciones diferentes.
Cuando a papi se le ocurrió ir a visitar a unos de los tíos, no esperaba la sorpresa de un bebé precioso, que cargue, sentí, protegí y abrasé, todo al mismo tiempo. Que sensación tan distinta y reconfortante el sentir a un ser humano, diminuto, que siente, que es y será. Dios hace de cosas sencillas, pequeñas, un autentico milagro de amor.

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