sábado, 23 de febrero de 2008

nidOS



El sábado por la mañana al bajar las escaleras para el desayuno nos encontramos con todas las lámparas de la casa llenas de nidos de pajaritos, algunos iban y venían por las ventanas, trayendo ramas para los nidos, otros se acomodaban y cantaban el canto mañanero. Y así todos los muebles, el piano, el abanico, las alfombras, estaban llenas de pajitas de palma, como regalo de un sábado confundido por el domingo ya que parecía todo un día de ramos. Los cinco estábamos sorprendidos, yo me reía incontrolablemente, pensando la rareza de que a papi siendo tan precavido se le hubiera olvidado cerrar ventanas, mis hermanas habían dado órdenes ya de que no tocaran un solo nido. Y mami risueña levanto las manos al cielo y dijo: Señor que grande eres, nos has regalado la visita de tu espíritu Santo. Una visita inesperada, bendijo la casa de vida, alegría y del buen humor de Dios.

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